Desde pequeña he ido mucho a "Amati". Le tengo mucho cariño, me trae muchos recuerdos y siempre me ha encantado. Cuando estoy allí me siento como perdida en el tiempo, como ajena a la realidad, como en otra dimensión. No sé si ese clima tan exclusivo de Amati, entre frío y caliente, o la piscina de aguas termales humeando, o la presencia de mi familia, o los churrascos de los domingos o, el sonido mudo del lago (¿será un llanto silencioso?) ... pero siempre que estoy allí, me entra un sentimiento como de melancolía. Es muy especial.

Ayer estuve allí después de mucho tiempo de no haber ido y me entró una melancolía profunda, pero no de la buena, no de la de siempre, sino una melancolía triste, al ver el estado de contaminación del lago.

Es difícil de creer que un lugar tan hermoso pueda haber llegado al estado de contaminación en el que se encuentra, que lo hayamos permitido, y eso que ya se han logrado ya bastantes mejoras gracias al esfuerzo de muchos, entre ellos AMSA (Autoridad para el Manejo Sustentable del lago de Amatitlán).

Quiero profundizar más en la historia del lago, pero por ahora, los dejo con algunas imágenes de ayer en la tarde:



Esta es una vista típica del lago: precioso!


Contaminación que se ve desde la orilla del lago


Preocupados ante la situación de nuestro lago de Amati